Pensé
que te había olvidado, pero estaba equivocada: Te vi de perfil y tú, hiciste lo
mismo que yo. A pesar de que habíamos terminado por una chica que también le
gustaba, sonreíste y mi alma se alegró al verte, por eso te acercaste a mí con
un paso lento, pero casual. Caminamos un poco, y fuimos a tomar algo como un
pretexto para estar juntos… Al preguntarte cómo estabas, dejaste de sonreír y
sólo te limitaste a contestar “bien…”, pero ambos sabíamos que estábamos
perdidos, no encontrábamos un camino seguro por el cual ir. Pasamos todo el día juntos, como antes lo hacíamos… “Sabemos
que no podemos existir el uno sin el otro, mas no entiendo el porqué de que la
hayas preferido tan siquiera 5 minutos a ella”, pensé mientras veía tus ojos
azules y tu mirada triste… Al terminar el día, me llevaste a casa y te invité a
pasar, por suerte para mí accediste…
Seguimos
hablando hasta altas horas de la noche. Sinceramente no quería que te fueras y
cómicamente tú tampoco querías irte… Pero tenías qué… Te levantaste y dijiste
que tenías que marcharte. Fuimos hasta la puerta. Nos miramos a los ojos por
unos cuantos segundos, rogando tan siquiera el perdón del otro por lo cometido.
Me diste un beso en los labios y te fuiste. No supe cómo reaccionar…. Sólo…
Sólo cerré la puerta cuando vi que tomaste el camino hacia las escaleras de la
manera tan triste y tan pesada… Pensé unos segundos lo cuanto que te
necesitaba… Abrí la puerta y te seguí hasta que te encontré:
Te abracé por la espalda y tocaste mis manos. Hiciste
que me soltara para abrazarme. Aprovechaste ese momento al igual que yo y nos
dimos un largo roce de labios. Declaraste
que aún me necesitabas… Que esos largos meses habían sido pesados para ti… Lloré,
porque sabía que ese tiempo en el que los dos habíamos pasado solos… Había sido
desperdiciado… “Eres una parte de mí… Por favor… Quédate conmigo por el resto
de tu vida…”. Era un deseo eterno, por el cual dije que sí. Tomaste mi mano y
nos dirigimos a casa a base de suspiros… “Esta vez, no pienso dejarte ir…”,
pensé mientras apreté un poco más fuerte su delicada y cálida mano en aquel
frío Octubre…